Este nuevo edificio para la Justicia se desarrolla en cinco niveles que contienen los distintos paquetes funcionales del programa. Este programa se traduce en un diseño caracterizado funcionalmente por plantas de doble ataque estructuradas por un sistema de circulaciones diferenciadas. Los paquetes funcionales se disponen así: Alcaidía y Servicios Generales en Subsuelo; Fuero Penal, Administración General, Salón de Usos Múltiples, Bar, y Locales comerciales en Planta Baja, los que se articulan en torno a un gran Hall Central; en el primer y segundo pisos se ubican los Ministerios Públicos; y, en el último nivel se desarrolla el Fuero Civil.
La concepción arquitectónica está basada en tres principios fundamentales:
• La búsqueda de una imagen edilicia que represente los valores de la Justicia, y que le otorgue un fuerte carácter institucional.
• La implantación del edificio en el sitio, que cede terreno generando un espacio público “plaza” para acercar a los ciudadanos el acceso a la justicia.
• La materialización del mismo como un hito arquitectónico urbano.
Para resolver estas premisas se reduce la complejidad del programa a una figura simple, en un bloque que compacta las actividades y las organiza verticalmente, adosándolas a un espacio monumental “hall” que comprende toda la altura de la construcción, vinculando la totalidad de las funciones. Esto permite liberar espacio en planta baja generando una nueva plaza cívica para la ciudad. Un gran techo desborda el edificio generando un carácter protector sobre la ciudadanía.
El edificio se apoya en un marcado carácter institucional a partir de una morfología simple y racional, que refleja los valores de la justicia en la solidez de su materialidad, en la claridad estructural y funcional, y en la transparencia de su fachada como prolongación de la Plaza Cívica hacia el interior, lo que le otorga una fuerte identidad como espacio urbano y acentúa la definición de Justicia como un acto de transparencia.